Las instituciones educativas son otro puente para acercarnos a las vivencias cotidianas de adolescencias del oeste y cómo interactúan con el mundo laboral. Fuimos hasta la calle Heredia a visitar el ex CEC de La Teja (Centro de Educación Comunitaria), hoy anexo de UTU La Teja, para conversar con Araceli y Maximiliano funcionarios de la institución.

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¿Con qué población trabajan y con qué objetivos?

 

Maximiliano: La idea es brindar un espacio para que los gurises puedan terminar el ciclo básico. Los FPB (Formación Profesional Básica) fueron creados para captar estudiantes que ya habían repetido o ya no estaban estudiando en UTU o Secundaria.

 

La población con la que trabajamos es la de la zona: La Teja, La Cachimba del Piojo, Tres Ombúes, Nuevo París, algunos de Pueblo Victoria, de Paso de la Arena, del Cerro, de La Boyada.

 

Nuestros cursos son de Robótica y Audiovisual, dos mundos bastante diferentes que no suenan tanto pensando en esta población, pero se intenta que sea un enganche para los gurises, que descubran ese mundo y retomen el hábito de estudiar. Tienen muchas horas de taller, de meter mano, no solo de materias teóricas, se apunta a su reinserción, a que terminen el ciclo básico y que puedan continuar el día de mañana sus estudios.

 

Al ser una institución pequeña, tenemos un acompañamiento mucho más directo con los gurises que implica estar llamando al que no viene, tener una reunión con su familia. En algunos casos con gurises que tienen problemas de conducta o que les cuesta sostener, hay que tener mucha flexibilidad para acompañarlos en ese proceso de reinserción educativa.

 

Araceli: Se pueden inscribir adolescentes entre los 14 y los 17 años. Hoy los FPB duran dos años, antes duraban tres años como el ciclo básico normal. Al culminar su ciclo en la institución, tratamos de que todos se inscriban a cursar bachillerato, haciendo de nexo entre las instituciones para guiarlos en la inscripción y realizando instancias de intercambio para que conozcan las opciones que tienen de bachillerato en la zona.

 

¿Cuáles son las principales dificultades que se encuentran las y los adolescentes de la zona para conseguir empleo?

 

Araceli: Lo que sabemos con datos reales es para dónde piden escolaridades los gurises y generalmente son para inscribirse en el ejército. De todas formas, en la mayoría de los casos sus primeras experiencias laborales terminan siendo en un ámbito laboral no formal.

 

Maximiliano: Las Fuerzas Armadas y la Policía se ven como un trabajo seguro. Para nuestros estudiantes y la población con la que trabajamos, generalmente es muy difícil conseguir un trabajo, al momento de dar la dirección, de su preparación para el mercado laboral.

 

Algunos gurises propios de la edad y obviamente con las necesidades básicas un tanto insatisfechas tienen que salir a trabajar. Lo cierto es que muchas veces son trabajos informales, escuchás que cuidan a la hija de una vecina, le hacen los mandados a algún anciano de la vuelta, trabajan con su tío en la feria o los que viven más para el lado de Santa Lucía trabajan con el mundo de las barcas y el pescado. 

 

Cuando llaman a gurises del programa Yo Estudio y Trabajo o aquellos que comienzan a trabajar por las suyas, tratamos de que no dejen de estudiar. Obviamente que con todo el bombardeo del consumo en las redes quieren otras cosas, pilchas, tener un mejor celular, unos mejores championes o lo que fuera, ven esta cuestión del estudio como algo más a largo plazo o como algo en lo que no van a llegar.

 

Sabemos que es muy difícil trabajar y estudiar al mismo tiempo para la gurisada, pero tratamos de reforzar ahí y de ser un centro de referencia en cuanto al proceso, que no dejen de estudiar a pesar de trabajar. 

Muchas veces esos primeros trabajos son pasajeros o en condiciones muy precarias, pero a futuro la posibilidad de tener un título, sea de carpintería, mecánica, panadería, herrería u algún otro oficio es una preparación mucho mayor para la vida y para un futuro. Hoy sabemos que para reponedor de góndola en el supermercado, para una empresa de limpieza o de seguridad te piden el ciclo básico, pero siempre impulsamos que vayan a más.

 

¿Qué políticas despliega el Estado a nivel educativo y de inserción laboral para los jóvenes en el territorio?

 

Araceli:  Yo Estudio y Trabajo, habremos tenido no sé si tres casos desde el 2022. En números es muy poco. Cuando un adolescente va a egresar, no hay ningún lugar donde derivarlo, donde lo puedan guiar y ayudar a conseguir empleo si el necesita trabajar, si él quiere seguir estudiando, no existe un programa o un lugar que no sea un sorteo.

 

En el fondo del club funciona un merendero al que muchos gurises de acá concurren a comer algo. Tanto en la mañana como en la tarde se les intenta dar a todos una taza de leche con cocoa o café y bizcochos que nos da una panadería de la zona, la alimentación adecuada es un gran problema para nuestros jóvenes. 

Maximiliano:  Además de Yo Estudio y Trabajo, está la beca Butiá por venir a estudiar que también es por sorteo y tiene en cuenta las situaciones socioeconómicas de cada estudiante, pero son muy pocas becas para cada centro educativo. Estaría bueno que hubiera más de este tipo de apoyos porque son chiquilines que vienen, que sostienen, pero por lo general las familias son numerosas y a determinada edad ya necesitan cubrir sus necesidades por ellos mismos y desertan. 

 

El estudio, obviamente que es fundamental para abrir la cabeza, para ver otros mundos, para descubrir otras cosas, pero sabemos que es un proceso que lleva años y hay necesidades que tienen que estar cubiertas de manera inmediata como la alimentación y la vestimenta.

Desde UTU institución no tenemos ningún apoyo de esa índole. Se intentan tejer redes, se consiguió alguna beca para el comedor donde llevamos alrededor de 20 gurises todos los días, hay necesidades en la zona que no están cubiertas por el Estado.

 

Tenemos de todo, familias muy presentes que acompañan, gurises institucionalizados por el lado del INAU, gurises que sus familias tristemente no están muy presentes y que encuentran acá en el centro educativo y en el equipo de trabajadores un refugio para algunas cosas.

 

¿Qué diferencias de género ven en relación al mundo del trabajo entre los jóvenes?

 

Araceli: Para las gurisas, la mayoría de las opciones que tienen es cuidar a un sobrino, a un primo o limpieza y los varones van más por el lado de acompañar a la familia a repartir, feria, pescado.

 

Maximiliano: Hay una división de roles de género que sigue siendo muy fuerte en esta zona. En las chiquilinas, está la cuestión más vinculada a los cuidados o servicios, atención al público, una peluquería, etc. En el caso de los varones, más vinculado al mundo de la construcción, dando una mano para remodelar un baño, trabajo más físico.

 

En algunos casos, el tema de los cuidados les restringe la oportunidad de estudiar, son gurises que tienen varios hermanos y cuando las cabezas de familia tienen que salir a trabajar, les piden que cuiden a los más chiquitos.

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¿Dónde pueden estar las soluciones?

 

Maximiliano: A grandes rasgos faltan oportunidades para los jóvenes. No sé si desde alguna cuestión impositiva se podría lograr con exoneraciones de impuestos, pero tienen que existir más oportunidades para jóvenes sin experiencias laborales. Muchas veces piden para trabajar en una panadería jóvenes de 20 años con experiencia … ¿qué experiencia vas a tener con 20 años?

 

La universalización de la educación no se ha dado igual para todos, no todos van a llegar a facultad y van a continuar otros caminos, es necesario que haya propuestas alternativas y que exista un apoyo.

 

Algunas transformaciones educativas de este último tiempo también han cortado algunos programas que apoyaban a esos gurises o adultos en la zona. En la UTU Marítima estaba el Plan Rumbo de Soldadura, en dos años los estudiantes se iban con ciclo básico aprobado y con un oficio. También estaba lo de herrería, que con pocas herramientas podés comenzar a trabajar por las tuyas, hacer alguna changa o vincularte a un rubro laboral concreto.

Hay oficios que nunca van a desaparecer: gastronomía, panadería, herrería, mecánica, carpintería … podrán modificarse pero no desaparecer. La UTU cubre parte de esta demanda, pero a veces también se complica por el tema de los cupos y la lejanía del territorio para sostener. 

 

Araceli: A las propuestas también hay que fortalecerlas con los materiales necesarios para el curso. Por ejemplo, en La Teja hay gastronomía pero los alumnos tienen que llevar sus materiales y de repente son gurises que no tienen para comprarlos y terminan abandonando. 

 

Trabajar para cubrir necesidades o cubrir necesidades para poder trabajar

 

Maximiliano: Hay cuestiones materiales que el mundo del trabajo no las entiende y cuando pensamos en el oeste, pensamos también en una población particular. Hay un montón de situaciones y lugares complejos que necesitan una mano. Tenemos gurises que cuando llueve mucho, crece la cañada y no pueden venir. Te llama la madre y te dice no lo voy a mandar porque tiene solo un par de championes, va a llegar con barro hasta los tobillos y mañana no tiene que ponerse. 

 

El mundo del trabajo tiene reglas que vos tenés que cumplir, llegar en hora, estar aseado, tenés que ir con el uniforme, con los zapatos prolijos y no existe el hoy se me enterraron en el barro, implica un montón de cosas el poder llegar y mantenerse en el mundo del trabajo. 

 

No todo el mundo tiene un calefón, mucha gente sigue calentando agua en una caldera para llenar un latón y bañarse, eso también son condiciones que dificultan la salida a lo que puede ser una tarea remunerada de ocho horas en cualquier tipo de empresa y es un tema que también tiene que estar arriba de la mesa para pensar la inserción laboral de nuestros jóvenes.